Para llegar a Nara desde Kyoto con el JR pass se puede coger el tren exprés que tardar unos 50 minutos (andén 8) y el de cercanías que tarda casi el doble (andén 10). Recomiendo consultarlo en Hyperdia.
Es un sitio espléndido para disfrutar tanto de sus templos como de los cervatillos en libertad.
Tal cual sales de la estación atarviesas una plaza para llegar a Sanjô Dôri, que es una calle comercial, hacia el parque de Nara.
Te encontrarás con un templo, el Templo Kofukuji con una pagoda de cinco pisos, que con sus 50 metros es la segunda más alta del país y siguiendo más adelante llegarás al Parque de Nara famoso por sus ciervos.
Estos ciervos están en libertad y les puedes dar unas galletas que venden en el parque para que puedan comer. Pero ojo que estos animalitos son bastante voraces. De echo ten cuidado si llevas un mapa o una bolsa de papel pues suelen pegarles un mordisco pensando que son comida (!).
Después de disfrutar de los ciervos si continúas llegas al Templo Todaiji con su famoso Gran Buda, llamado así porque es la estatua de Buda más grande de Japón (mide casi 22 metros de altura). La entrada son 600¥ para ver el interior del templo y al buda gigante y la de 1000¥ incluye también visita a un pequeño museo situado a la entrada del recinto. Nosotros cogimos la entrada completa pero no merece la pena, en el interior del museo hay pocas figuras.
Después regresando al parque de Nara, hacia el este, se encuentra el santuario Kasuga-Taisha, templo sintoísta que se caracteriza por sus miles de lámparas. A la subida del santuario encontrarás miles de lámparas de piedra y cuando llegues al mismo encontrarás otras tantas en su interior. Es un monumento declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Todas las lámparas están encendidas en dos ocasiones al año, en Febrero y en Agosto (en torno al día 14, consultar fechas). Pero si no vais en ninguna de esas fechas también merece la pena verlo. De echo tiene una habitación oscura, por la que accedes tras una cortina, en la que hay un montón de lámparas encendidas dando un ambiente muy especial. La entrada son unos 500 yenes.
Es un sitio espléndido para disfrutar tanto de sus templos como de los cervatillos en libertad.
Tal cual sales de la estación atarviesas una plaza para llegar a Sanjô Dôri, que es una calle comercial, hacia el parque de Nara.
Te encontrarás con un templo, el Templo Kofukuji con una pagoda de cinco pisos, que con sus 50 metros es la segunda más alta del país y siguiendo más adelante llegarás al Parque de Nara famoso por sus ciervos.
Estos ciervos están en libertad y les puedes dar unas galletas que venden en el parque para que puedan comer. Pero ojo que estos animalitos son bastante voraces. De echo ten cuidado si llevas un mapa o una bolsa de papel pues suelen pegarles un mordisco pensando que son comida (!).
Después de disfrutar de los ciervos si continúas llegas al Templo Todaiji con su famoso Gran Buda, llamado así porque es la estatua de Buda más grande de Japón (mide casi 22 metros de altura). La entrada son 600¥ para ver el interior del templo y al buda gigante y la de 1000¥ incluye también visita a un pequeño museo situado a la entrada del recinto. Nosotros cogimos la entrada completa pero no merece la pena, en el interior del museo hay pocas figuras.
Después regresando al parque de Nara, hacia el este, se encuentra el santuario Kasuga-Taisha, templo sintoísta que se caracteriza por sus miles de lámparas. A la subida del santuario encontrarás miles de lámparas de piedra y cuando llegues al mismo encontrarás otras tantas en su interior. Es un monumento declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Todas las lámparas están encendidas en dos ocasiones al año, en Febrero y en Agosto (en torno al día 14, consultar fechas). Pero si no vais en ninguna de esas fechas también merece la pena verlo. De echo tiene una habitación oscura, por la que accedes tras una cortina, en la que hay un montón de lámparas encendidas dando un ambiente muy especial. La entrada son unos 500 yenes.